En la actualidad se supone que la mayor parte de utensilios que utilizamos en la vida cotidiana fueron inventados por occidentales. Sin embargo, la historia y los documentos científicos han demostrado en varias ocasiones que la mayor parte de técnicas y herramientas que los occidentales hicieron ya habían sido inventadas por los chinos. Es más, las empleaban con total normalidad siglos atrás. El distanciamiento de China hacia la sociedad exterior durante mucho tiempo —sobre todo desde la Dinastía Ming (1368-1644)— ha contribuido en enorme forma a que inventos de la vieja China hayan pasado desapercibidos por lo demás y se les haya dado más protagonismo a científicos e inventores occidentales en detrimento de los chinos.
Las condiciones del área que habitaban, el espíritu emprendedor de los chinos y el ansia de superación, junto con su modo de vida hicieron que China se hiciera la cuna de incontables inventos y descubrimientos que con la era han contribuido en enorme forma al desarrollo de toda la raza humana. De esta forma, la seda surgió ahí, hace 5 mil años. Anterior a nadie, los chinos descubrieron, nombraron y cultivaron el té. Fueron los primeros en sustraer sal de pozos profundos y fueron los pioneros en utilizar recursos naturales como el gas y el petróleo en sus cocinas y en sus lámparas, entre otras cosas.
Además de dichos enormes inventos de la vieja China, a lo largo de siglos se vio en el territorio un desarrollo y desarrollo bastante fundamental en zonas como la ciencia médica, las matemáticas, la astronomía, la arquitectura, la geografía, la impresión con tinta de colores o la metalurgia. A continuación, vamos a conocer algunos de los inventos más importantes hechos por los chinos y un poco de su historia.
El papel y la imprenta
Hace más de mil novecientos años, los chinos inventaron el papel e imprimieron libros 6 siglos antes que el herrero alemán Johannes Gutenberg (1398-1468); y 2 siglos antes que él, utilizaron tipos móviles de metal y porcelana en sus imprentas.
A lo largo de la dinastía Han del Este (202 a.C-220 d.C.), el eunuco y asesor imperial Cai Lun (50-121) perfeccionó la técnica de la construcción del papel tras una cantidad enorme de intentos fallidos y mucha perseverancia usando corteza de morera y fibras de bambú con agua, escurriendo y secando la mezcla en un marco plano de bambú. Esta tecnología se hizo bastante conocida con mucha rapidez, ya que ofrecía un material sobre el que redactar, que era no solo económico, sino que además era bastante muy conveniente y fácil de usar, por lo cual ha sido denominado Papel del Mandarín (en chino, Cai Hou Zhi 蔡侯纸).
Otros materiales utilizados a lo largo de las dinastías Tang (618-907) y Song (960-1279) en la preparación del papel incluían cortezas de diferentes árboles, el cáñamo, el lino, con lo cual el papel ha ido adquiriendo cada vez más protagonismo en la vida cotidiana, logro que fue útil además para el desarrollo de la caligrafía y sus técnicas con tinta negra.
Los tipos móviles de impresión fueron inventados a lo largo de la Dinastía Song (960-1279). Los letras y números móviles chinos eran tallados en madera y se podían contar con de acuerdo con la necesidad del instante y el impacto a lograr. Por cierto, estas partes podían inclusive ser recicladas, toda una virtud en aquélla etapa. Variantes posteriores utilizaron arcilla, pero los letras y números se quebraban con facilidad. A lo largo de la Dinastía Ming (1368-1644) los tipos móviles de madera fueron perfeccionados y los libros se imprimieron usando el proceso de impresión a 2 colores.
La pólvora
La pólvora fue descubierta por casualidad por viejos alquimistas taoístas a lo largo de la Dinastía Han del Este (25-220), en busca de fórmulas magistrales que les hiciera poseedores del elixir de la inmortalidad, aunque jamás la usaron como un arma de guerra. De esta forma, experimentando con azufre, salitre (nitrato de potasio) y mercurio extraído del plomo, ocasionaron varios incendios. Wei Boyang, uno de aquellos "magos", en el año 142 redactó un escrito de alquimia denominado Libro del vínculo (Cantongqi 参同契) en el cual advertía sobre las mezclas de ciertos materiales y su peligrosidad.
Después, la población utilizó esta fórmula para llevar a cabo pólvora en enormes porciones y se le otorgó el nombre de “la medicina del fuego”, (huoyao 火药). Tras esto, la pólvora comenzó a usarse en muchas y variadas zonas, como en la fabricación de petardos, fuegos artificiales y bengalas para hacer señales. A fines de la dinastía Tang (618-907), se crearon las armas que utilizaban la pólvora como munición elaborada de una mezcla de salitre y azufre con carbón y empezó a usarse en la guerra, más que nada a lo largo de la dinastía Song del Norte (960-1127), etapa en la que se utilizó en fusiles y cohetes. La milicia Song además llenaba tubos de bambú con pólvora y los utilizaba como una forma primigenia de lanzallamas. En el año 1126, un oficial militar denominado Li Gang, defendió la urbe de Kaifeng utilizando cañones, ocasionando enorme proporción de bajas en las filas enemigas. En Europa el invento del cañón y su uso no arribó hasta el siglo XIV, o sea, bastante más de doscientos años más tarde de que los chinos lo perfeccionaran.
La brújula
Una brújula es una herramienta que indica el camino, utilizada hoy en día por marineros, pilotos, cazadores, excursionistas y viajeros para la navegación. Pero pocas personas saben que ya en el período de los Reinos Combatientes (50-221 a. C.), los chinos descubrieron las cualidades de la magnetita, que le da la función de señalar el norte y el sur. Así que usaron un trozo de caña de azúcar que contenía una aguja magnética que flotaba en la superficie del agua. Esto indica el norte magnético, pero solo debe usarse en aguas tranquilas o el dispositivo fallará. Es por eso que comenzó a usarse en grandes recipientes de agua. Posteriormente se mejoró para reducir el tamaño y aumentar la practicidad, reemplazando el tanque de agua con un eje giratorio.
Con el tiempo y en base a las propiedades de los imanes, se construyó el primer dispositivo rudimentario capaz de determinar la dirección a lo largo de cuatro puntos principales. Este instrumento se llama Sinan, literalmente si (司) que significa "directo" y nan (南) "dirección sur", de ahí 司南 o "dirección sur". Este es un dispositivo chino utilizado para determinar la dirección, que consiste en una cuchara magnética lisa y una placa de cobre en la que se cincelan los puntos clave. Donde las puntas del mango de la cuchara serán el Sur, mientras que el cuenco de la cuchara siempre nos mostrará el Norte. La cuchara magnética está hecha de magnetita. Tiempo después, los chinos perfeccionaron el sinan e inventaron la brújula o brújula magnética.
La más antigua referencia al magnetismo, que no a la brújula en sí misma, en la literatura china se encuentra en una obra del siglo IV llamado el Libro del señor del valle de los demonios (en chino Guiguzi o 鬼谷子) cuando se afirma que “la magnetita es capaz de atraer el hierro” y describe su uso espacial en la búsqueda de senderos a través de las montañas. El primer escrito que hace alusión al uso de una aguja magnetizada en navegación es el libro Charlas de la mesa de Pingzhou escrito por Zhu Yu y fechado el año 1117. Todo esto indica que los chinos ya conocían estas técnicas mucho antes que los occidentales y las aplicaban al mundo militar y civil. Posiblemente fuera Marco Polo quien introdujo la brújula china en Europa, aunque este punto no está del todo claro.
La cerámica y porcelana
Los alfareros chinos comenzaron a fabricar porcelana rudimentaria, una forma muy fina de cerámica, durante la dinastía Shang (1600-106 a. C.). El proceso requiere que la arcilla rica en caolín -una arena blanca combinada con lo que llaman "porcelana" rica en feldespato y álcali- se cocine a temperaturas superiores a los 1.500 grados en hornos especializados con hornos de carbón. Estos materiales combinados fueron vitrificados por el calor para producir porcelana fina, un producto de alta dureza y gran valor que pronto hizo famosa a China en todo el mundo.
La porcelana, tal como la conocemos hoy, se fabricó durante la dinastía Tang (618907), cuando los alfareros chinos aprendieron a controlar el contenido de hierro, reduciendo la interferencia de color, lo que resultó en blancura. La fabricación de porcelana finalmente maduró tal como la conocemos hoy en la dinastía Ming, y la porcelana de alta calidad se exportó a Japón y Europa. En el sur, cuando el emperador de China se vio obligado a establecerse allí, la porcelana estaba hecha de un lago de vidrio verde jade con grietas perfectamente formadas. Este tipo de porcelana se denominó celadón y sería copiada en Corea y el sudeste asiático. La porcelana china se convirtió entonces en un objeto de gran valor, símbolo de riqueza y prestigio.
Fue el joven alquimista alemán Johann Frederick Böttger, encarcelado en un antiguo castillo de Sajonia, prisionero del rey Augusto II, rey de Polonia y elector de Sajonia, quien, después de muchos años, en el siglo XVIII trabajó duro, logró descubrir la composición y proceso de cocción, así como diferentes esmaltes de hermosa y duradera porcelana, tres mil años después de los chinos.
La seda
Según la tradición china, la historia de la seda se remonta al siglo 27 antes de Cristo. y continuó durante tres milenios de exclusividad, durante los cuales China exportó este preciado tejido sin revelar sus secretos de producción. El arte de la elaboración de la seda fue luego transmitido a otras civilizaciones por mercaderes, ladrones y espías de todo tipo, como monjes o diplomáticos. Al llegar a Europa occidental a finales de la Edad Media, la producción de seda alcanzó la etapa de industrialización en el siglo XIX.
Se cree que los chinos fueron los primeros en confeccionar la seda alrededor del 2.700 a.C. La leyenda cuenta que en el siglo XVII a.C. Lei Zu, una concubina del emperador Xuanyuan, descubrió la seda cuando un capullo de la polilla del gusano cayó desde un árbol de moras dentro de su taza de té. Al intentar sacarlo, empezó a devanar el hilo del capullo y tuvo entonces la idea de tejerlo al darse cuenta que parecía no tener fin. Luego de varios experimentos, finalmente logró entretejer el filamento de seda en un trozo de tela. Desde ese momento, la joven permanece en la mitología china como la Diosa de la Seda.
Incluso hoy en día, el proceso de tejido de la seda sigue siendo el mismo y no ha cambiado con el tiempo. Los capullos se colocan en agua caliente para liberar las fibras de seda y matar las larvas del gusano. Las fibras se combinan para formar un hilo, se enrollan y finalmente se secan. Con cada capullo puede producir entre 60 y 1.100 metros de seda.
Muchos descubrimientos muestran que la seda se está convirtiendo rápidamente en un material de lujo popular en el extranjero. Este tejido lustroso y suave se considera el artículo comercial más valioso de China, donde nació la famosa Ruta de la Seda. Su producción fue un secreto gubernamental muy bien guardado hasta el año 300 d. C., cuando se extendió a la India y Japón. Hasta entonces, su monopolio había estado protegido por una ley judicial que condenaba a muerte a cualquiera que intentara exportar gusanos de seda o sus huevos fuera de China.
Aprende más sobre los inventos chinos con este video:
¿Te ha gustado? ¿Cómo dar las gracias? ¡Comparte con tus amigos!
Si este post te ha ayudado, inspirado o enseñado algo nuevo, tu también puedes ayudarnos: ¡difunde la palabra! Este blog crece cuando lo compartes.
Haz parte de nuestros grupos de WhatsApp para recibir más contenido como este directo a tu celular, recibir las novedades y conocer amigos que también están estudiando chino. Haz clic aquí para unirte.
¡Síguenos!